𝐸𝐿 𝒫𝐸𝒩𝒮𝒜𝑀𝐼𝐸𝒩𝒯𝒪 𝒞𝑅Í𝒯𝐼𝒞𝒪 𝒴 𝐸𝐿 𝒫𝐸𝒩𝒮𝒜𝑀𝐼𝐸𝒩𝒯𝒪 𝒞𝑅𝐸𝒜𝒯𝐼𝒱𝒪
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¿Qué es el pensamiento crítico?
Henry Ford, fundador de la mítica compañía de automóviles
Ford, decía que “pensar es el trabajo más duro que existe, y probablemente sea
la razón por la que tan pocos se dedican a ello”. Y es que construir,
mantener y actuar con una mentalidad basada en el pensamiento crítico es,
sin duda, complicado para la mayoría de personas.
En este sentido, si bien hay decenas de
definiciones y ejemplos de pensamiento crítico, podríamos definir este concepto
como la capacidad de analizar cualquier información y construir una
interpretación propia, basada en hechos o datos contrastados
y alejándose de creencias sin fundamento.
Aunque la verdad absoluta no existe, el pensamiento crítico trata de acercarse a la verdad desde un punto de vista propio. También, busca aprender a partir de opiniones ajenas, empatizar con los demás y mejorar de manera constante. Y es que pensar críticamente es una forma de intentar comprender, desde la razón, el mundo que nos rodea.
¿Para qué sirve el pensamiento crítico?
“Piensa por ti mismo y permite que otros disfruten
del privilegio de hacerlo también”. Esta frase de Voltaire ofrece una visión
sobre la importancia del pensamiento crítico en la sociedad. Y es que, nutriendo
esta capacidad de pensamiento propio, podemos:
- Detectar y resolver
problemas: gracias al pensamiento crítico podemos
detectar y resolver problemas de
manera más fácil. Al final, se trata de observar, recolectar información,
buscar la mejor opción posible y actuar en consecuencia.
- Distinguir la
información veraz de la que no lo es: en
una época donde las fakes news se han apoderado de
Internet, disponer de pensamiento crítico contribuye a no creerse
cualquier información que nos llegue. Desde luego, todos sabemos cuáles
son los pasos para verificar las premisas.
- Comprender ideas
complejas: en ocasiones, nos encontramos con
situaciones e ideas complejas que, a primera vista, son imposibles de
entender. El pensamiento crítico puede entrenar a la mente a ser capaz de
desgranar este tipo de ideas hasta comprenderlas de manera perfecta.
- Crear nuevas
ideas: investigar y tratar de comprender lo que se
lee, ve o escucha a través del pensamiento es el alimento para el cerebro.
A partir de aquí, se adquiere un conocimiento que puede poner en marcha la creatividad y
la generación de nuevas ideas.
- Tomar mejores
decisiones: a partir de la reflexión, la lógica, la
experiencia, una mente abierta y la verificación de la información, es
posible tomar decisiones más
acertadas.
- Actuar según nuestros
valores: algunos pensamientos surgen de los
valores de cada persona. Pensar de forma crítica nos ayuda a no traicionar
nuestros propios valores y actuar con base en ellos.
- Ser más empáticos: la empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otras
personas. Cuando somos capaces de crear un pensamiento propio, también
logramos comprender mejor la perspectiva de los demás.
En
qué consiste el pensamiento creativo
El Diccionario
de la Lengua Española define el término de “creatividad” como
la “facultad o capacidad de crear”, esto es, de producir algo de la nada o
nuevo.
Por tanto,
si tomamos esta definición y la aplicamos al pensamiento creativo, podemos
establecer que se trata de la capacidad y habilidad que una persona tiene
para desarrollar nuevas ideas, combinar algunas de ellas y encontrar soluciones originales e innovadoras a los
problemas.
Es decir, el pensamiento creativo es un proceso mental que combina la imaginación, la curiosidad, la flexibilidad, la exploración y la valentía para abordar problemas de manera diferente y encontrar soluciones novedosas. De ahí que sea una habilidad muy valiosa en la actualidad.
Pensar creativamente es
la capacidad para idear algo nuevo, relacionar algo conocido de forma
innovadora o apartarse de esquemas de pensamiento o conducta habituales. Usar
la razón y la “pasión” (emociones, sentimientos, intuiciones, fantasías, etc.)
para ver la realidad desde perspectivas diferentes que permitan
inventar, crear y emprender con originalidad. Esto permite cuestionar hábitos, abandonar inercias y
abordar la realidad de formas novedosas. Pensar y actuar creativamente en la
vida cotidiana es aprender a estrenar ideas, costumbres, maneras de ser y hacer
la vida. Una persona requiere creatividad para pensar distinto sobre sí misma,
para refrescar las relaciones que mantiene, para intervenir de maneras nuevas y
distintas en su contexto vital. La creatividad permite y enseña a llenarse de
“primeras veces” para recuperar la curiosidad y el asombro, que se opacan
cuando recorremos una ruta única, cuando nos dejamos llevar por la rutina.
¿Cómo
se desarrolla el pensamiento creativo?
¿Nunca te
has preguntado por qué los niños suelen tener ideas tan disparatadas y
auténticas? Porque mantienen una actitud curiosa en todo momento, sin ningún
tipo de límites.
En este
sentido, si bien se trata de algo que, por lo general, terminamos perdiendo con
el paso de los años, lo cierto es que la curiosidad es una de las
cualidades fundamentales la hora de desarrollar el pensamiento
creativo.
Esta
actitud es la que te anima a salir de la zona de confort en la que
este tipo de pensamiento no puede crecer. De este modo, tal como ya dijo el
famoso pintor Vincent Van Gogh: “Si oyes una voz dentro de ti que diga: ‘No
puedes pintar’, entonces, por supuesto, pinta, y esa voz se silenciará”. No
tengas miedo de hacer algo nuevo, da rienda suelta a tus ideas y acepta
que equivocarse es parte del proceso de aprendizaje.
Asimismo, el trabajo en equipo es una manera
con la que se puede fomentar el pensamiento creativo, dado que puede ofrecerte
un cambio de perspectiva o haber personas que te inspiren que pueden contribuir
a este desarrollo de nuevas ideas.
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